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Pixza, un proyecto de inclusión social disfrazado de pizzería.
Empoderamiento social
Pixza, un proyecto de inclusión disfrazado de pizzería
Este emprendimiento social destaca no solo por sus productos elaborados a base de maíz azul, sino que se basa en un modelo de reinserción socioemocional de personas que han sido excluidas

En el Centro Histórico y en la colonia Roma Norte, Ciudad de México, hay dos lugares donde los visitantes pueden disfrutar una deliciosa pizza en compañía de la familia o los amigos. Los establecimientos tienen el nombre de Pixza y han cobrado relevancia porque su modelo de negocios va de la mano del emprendimiento social, a través de la inclusión.

En entrevista vía Zoom para Foro Mar de Cortés, Ulises Cerón, director de Impacto, subraya que Pixza nace de la promesa de generar un buen producto y del impulso por hacer del lugar en el que vivimos un mejor sitio.

Cuenta que la idea de este emprendimiento nació de su fundador Alejandro Souza, cuando estudiaba una maestría en Nueva York y extrañaba las tlayudas, una especie de tortilla de maíz típica de Oaxaca.

“Se pone a platicar un poco sobre ‘bueno, y qué tal que se hace una pizza de maíz azul ¿Cómo sería? ¿Qué llevaría?’, y a partir de ahí surge la idea del producto, que es el producto estrella que manejamos nosotros y el ingrediente que está presente en todos nuestros platillos”, platica.

La idea de Alejandro no era abrir un negocio y ya, sino que a través de este emprendimiento, con el apoyo de sus colaboradores, pudieran ayudar a construir un país donde el origen no determinara dónde va a terminar una persona.

“A partir de eso se empezó a implementar tanto el producto como un modelo de inclusión social que tenemos nosotros, que se llama La Ruta del Cambio. Este modelo ya tiene casi 9 años de historia y se ha ido iterando conforme pasa el tiempo hasta llegar a la versión actual que tenemos”, explica Ulises.

Una plataforma de empoderamiento social

El director de Impacto de Pixza subraya que La Ruta del Cambio está pensada para que sea una plataforma para el crecimiento de las personas que ingresan a trabajar en Pixza y para la inclusión social de grupos que están exclusivamente en riesgo de exclusión social.

“La inclusión tiene que ser tan radical o más radical que la exclusión, entonces, sólo trabajamos con personas que cumplen un perfil de abandono social, esto significa personas que están en un proceso de reinserción, por ejemplo, al haber salido de cárcel, o personas que tienen algún historial de trata, sobrevivientes de trata, personas que por x o y razón han llegado a vivir en calle, que están recuperándose de procesos de adicción”, indica.

Ulises Cerón destaca que La Ruta del Cambio no solo se trata de emplear a estas personas, sino de brindarles un acompañamiento socioemocional y laboral durante un proceso de aproximadamente año y medio. El objetivo es permitirles crecer dentro de la misma industria o migrar a otras sin necesidad de un pasaporte educativo.

“Nos fijamos en las industrias que no requieren un pasaporte educativo o una licenciatura, una maestría, sino que más bien requieren un portafolio, entonces, manejamos tecnología de la información, creación y edición de contenido digital, emprendimiento o autoempleo y la misma industria de restaurantes”, explica.

Cada una de estas vertientes viene con su propio paquete de capacitación y acompañan a las personas hasta que se cierra una oferta formal de empleo que les garantice por lo menos las prestaciones de ley y una mejora salarial respecto a lo que ganan en Pixza, dice.

Suman casi 90 casos de personas reinsertadas

Ulises comenta que el modelo de Pixza diseñó sus procesos de la manera más sencilla posible para garantizar que cualquier persona se pueda incluir. Cuando egresa una persona y se abre una vacante, la publican en una red de aliados de más de 50 fundaciones y a partir de ahí se agendan entrevistas.

“Lo único que buscamos es motivación, es lo principal. Siempre y cuando encontremos eso, la primera persona que cumpla con ese perfil de tener la motivación puede entrar a trabajar con nosotros, sin más requisitos”, sostiene.

Aclara que puede haber ciertos casos con personas que presentan alguna condición psiquiátrica que les impida ingresar, porque no tienen todavía el andamiaje para lidiar con eso, aunque la idea es tenerlo en algún momento.

A la fecha, detalla que 87 personas han logrado completar La Ruta del Cambio y actualmente otras 7 están ahorita trabajando en diferentes áreas de las unidades de negocio de Pixza.

El emprendimiento social sí es rentable y la gente lo apoya

Pixza es la demostración práctica de que un modelo de negocios con enfoque en el emprendimiento social sí funciona, subraya el director de Impacto de la firma.

Este es un negocio que, con ciertas lógicas un poco más despiadadas, no debería existir, sin embargo, no solo existe, sino que crece y es sustentable como proyecto económico, sostiene.

“El proceso de inclusión requiere, al menos de entrada, subir un poco el costo de operación, pero los números se equilibran a través del tiempo”, asegura.

Como ejemplo, destaca que el promedio de rotación laboral en el sector restaurantero en México es del 120% anual, mientras que en Pixza ese número está en el 30% y eso es porque cuando se les desocupa una posición hay un periodo con personas que deciden no continuar con su Ruta de Cambio.

“En un año lo que uno pierde económicamente nada más en capacitación de personal, con una rotación del 120% anual, es impresionante, entonces, si nos fijamos nada más en esta métrica, un proceso de inclusión se vuelve económicamente viable, pero solo a partir de un mediano plazo”, expresa.

Otra consideración importante, manifiesta, es que la gente hoy es más consciente del impacto que tienen las empresas en las que consumen o en las que deciden gastar su dinero.

“Tenemos un programa donde por cada 10 pizzas vendidas donamos una y esas donaciones vienen acompañadas de mensajes que escriben los clientes, entonces, cada rebanada que donamos viene con un mensaje y esos mensajes dicen mucho del compromiso de las personas que disfrutan con nuestro producto y contribuyen al proyecto que tenemos”, comenta.

Más presencia y exportar el modelo, las metas de Pixza

Actualmente Pixza cuenta con dos establecimientos en la Ciudad de México y venden también sus productos a través de Jüsto y Smart Fish, pero tienen la meta de incrementar su presencia a nivel nacional.

Otra meta que se han planteado es exportar este modelo de inclusión de La Ruta del Cambio a diferentes organizaciones y generar mentorías sobre finanzas híbridas, asesorías o procesos de consultoría, tanto para ONG’s como para empresas que buscan incluir el impacto social en su dinámica.

“Con la mira de exportar el modelo de La Ruta de Cambio, acabamos de constituir una figura que se llama Supernovas de Inclusión. Desde esta figura lo que buscamos hacer es posibilitar a ciertas industrias a adquirir el modelo de La Ruta del Cambio, porque en un inicio genera un sobrecosto y es ahí donde entra la figura de Supernovas de Inclusión, desde la cual también se subsidia un poco esto”, subraya.

Ulises asegura que hay muchas empresas que lo que están buscando es cómo reconciliar su lógica de ser un negocio que debe generar dinero, mientras tiene un impacto social positivo.

Pixza está demostrando no solo que es posible, sino que vale la pena el esfuerzo.

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