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ECOSISTEMAS Y BIODIVERSIDAD

Monitoreo
Protección del archipiélago Espíritu Santo genera resultados alentadores
Un estudio elaborado por la Sociedad de Historia Natural Niparajá destaca que el decreto de área protegida está cumpliendo con sus objetivos al lograr conservar los diversos recursos marinos

El más reciente monitoreo de peces e invertebrados que cohabitan en el Parque Nacional Zona Marina del Archipiélago de Espíritu Santo, en Baja California Sur, destaca que los esfuerzos por conservar los recursos naturales marinos están dando resultados.

Dicho estudio fue elaborado por investigadores de la Sociedad de Historia Natural Niparajá, A. C., con el apoyo de técnicos operativos de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, estudiantes universitarios y buzos comunitarios.

El antecedente

En 2007, las aguas que la rodean el archipiélago de Espíritu Santo fueron decretadas como área natural protegida, dando pie al Parque Nacional Zona Marina del Archipiélago de Espíritu Santo (PNZMAES), con el objetivo de aprovechar de una mejor manera los beneficios que provee y a la vez conservar y preservar los ecosistemas y las especies que alberga esta zona del Golfo de California.

El decretó dividió el área natural protegida en una zona de núcleo que representa el 1.4 por ciento de la superficie del parque, para refugio, alimentación y descanso de las especies, y en una zona de amortiguamiento, que abarca el 98.6 por ciento del parque, para orientar las actividades hacia el desarrollo sustentable para la conservación de las especies.

Desde 2005, antes del decreto como parque nacional, inició el monitoreo biológico en esta zona para establecer la línea base para el posterior monitoreo.

Hasta la publicación del último estudio, ya suman 13 años de monitoreo que sirven para evaluar cómo va el parque, si las acciones están dando resultado o si es necesario modificar algunas líneas, expone el propio estudio.

Para poder evaluar si se está logrando lo que se buscaba con el establecimiento del Parque Nacional, se realizó un análisis de los indicadores biofísicos de las poblaciones de peces e invertebrados a 10 años de su decreto considerando para ello cuatro objetivos:

  1. Restaurar o mantener las poblaciones de peces e invertebrados.
  2. Mantener o incrementar la biomasa de especies clave.
  3. Proteger áreas esenciales para las distintas fases del ciclo de vida de las especies.
  4. Promover el uso de barcos hundidos como sitios alternativos de buceo y zonas de agregación de especies.

Los resultados

En general la riqueza y la diversidad de peces se han mantenido estables con una ligera tendencia positiva, aunque no significativa, sin embargo, con una disminución clara de los invertebrados, resultado que es esperado ya que este comportamiento ha ocurrido en diferentes áreas protegidas de carácter marino en el mundo, expone el documento.

“Los distintos ecosistemas en el PNZMAES han mantenido a lo largo de los años una diversidad con valores tan altos como los de un arrecife poco diverso en Indonesia, así como un aumento en la biomasa de especies de peces de importancia comercial de hasta 169 por ciento en zonas de amortiguamiento, resultando en beneficios ecológicos, sociales y económicos”, indica.

El estudio de Niparajá resalta que las zonas núcleo son sitios que hasta la fecha cumplen con los objetivos planteados para su decreto, a pesar de ser solo una pequeña porción del área total.

“Estos objetivos cumplidos son resultado de los esfuerzos de todos los actores presentes en el Parque Nacional: pescadores, prestadores de servicios turísticos, organizaciones de la sociedad civil, gobierno federal y turistas nacionales e internacionales”, subraya.

Después del análisis de resultados y retomado lo que se quería lograr cuando se estableció el parque, en general, sí está cumpliendo con sus objetivos al lograr conservar y proteger los diversos recursos marinos, al mantener las poblaciones y proteger las áreas esenciales para las distintas fases del ciclo de vida, considera.

Concluye que el Parque Nacional Zona Marina del Archipiélago de Espíritu Santo ha demostrado ser un instrumento de política ambiental efectivo para la conservación de la naturaleza a nivel mundial, al ser la primer Área Natural Protegida mexicana en incorporarse a la Lista Verde de Áreas Protegidas y Conservadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Fuente: Sociedad de Historia Natural Niparajá A. C.

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