De acuerdo con WRI México, a nivel global el sector de la construcción/edificación representa entre el 30%-40% de la generación total de las emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que disminuir sus efectos a la vez que se aborda el problema que representa que 1,100 millones de personas que residen en asentamientos informales y barrios marginales urbanos, es todo un desafío.
Greg Munro, director de Alianza de Ciudades, subrayó en un artículo publicado por Foro Económico Mundial que la construcción de vivienda sostenible y asequible ofrece una solución a ambos aspectos.
“Un enfoque de construcción sostenible debe ir acompañado de marcos políticos equitativos, y los principios de la economía circular pueden servir como guía”, dijo.
Basándose en los esfuerzos del grupo de trabajo de la Alianza de Ciudades sobre construcción sostenible y las ideas del Informe sobre la situación global de la edificación y la construcción del PNUMA, recomendó tres puntos de entrada para un cambio transformador que considere la sostenibilidad en todos sus aspectos.
Construcción ambientalmente racional: un pilar de resiliencia
Según el PNUMA, los métodos de construcción convencionales consumirán casi el 80% del presupuesto de CO2 hasta 2050. Para abordar esto, la construcción sostenible debe priorizar métodos y materiales circulares y bajos en carbono para crear estructuras que mitiguen el cambio climático y resistan sus impactos. Esto requiere el uso de diseños ecológicos, materiales resilientes, métodos de construcción locales y técnicas vernáculas.
“Por ejemplo, en Malawi , la Cooperación Alemana al Desarrollo apoya la producción de ladrillos respetuosos con el clima, utilizando materiales de desecho de las industrias tabacalera y alimentaria. Estos ladrillos emiten un 85% menos de CO2 y consumen un 85% menos de energía que los métodos convencionales”, expuso.
Aclaró que adoptar un enfoque de economía circular en los asentamientos informales implica no solo materiales sostenibles sino también técnicas que permitan mejorar gradualmente el hogar. Esto, combinado con el desarrollo de capacidades, garantiza que los pobres de las zonas urbanas puedan construir gradualmente viviendas resilientes y sostenibles.
Soluciones económicamente sólidas: economías circulares y asequibilidad
La asequibilidad es fundamental para el éxito de la construcción sostenible en asentamientos informales, particularmente en el Sur Global, donde la importación de materiales de baja calidad daña el medio ambiente y contribuye a la inseguridad de la vivienda.
“Cambiar hacia economías circulares y regular los flujos de materiales puede evitar que el Sur Global se convierta en un vertedero de materiales de construcción indeseables y nocivos para la salud. Localizar la producción de materiales de construcción y fomentar las cadenas de valor locales no solo crea oportunidades de empleo, sino que también reduce la tensión ambiental, promoviendo la justicia económica”, indicó.
Abordar las disparidades de género es fundamental para lograr la sostenibilidad económica en la construcción sostenible. Los hogares encabezados por mujeres, a menudo por debajo del umbral de pobreza, soportan la peor parte de los altos costos de los materiales de construcción, exacerbados por la brecha salarial de género. Una transición justa debe incorporar estrategias para hacer que la sostenibilidad económica sea inclusiva, reduciendo las brechas de género existentes.
Estrategias socialmente sólidas: fomentar una transición justa
Con más de mil millones de personas viviendo en asentamientos informales, los desafíos son inmensos. La construcción sostenible a menudo descuida las dimensiones sociales, empeorando la pobreza y las condiciones de vida inseguras. Una transición justa reconoce la intersección de la informalidad urbana y el cambio climático, priorizando la equidad y colocando los derechos humanos en el centro de la toma de decisiones.
Las viviendas de autoayuda, cruciales para la construcción y regeneración de los barrios locales, pueden carecer de sostenibilidad ambiental. La vivienda de autoayuda asistida, guiada por la sostenibilidad y el uso circular de materiales, cierra las brechas de asequibilidad y responsabilidad ambiental.
“En el Barrio 31 de Buenos Aires , un enfoque gradual y subsidiado muestra un desarrollo urbano inclusivo, incluida la renovación de espacios públicos y unidades de vivienda, y otorga títulos de propiedad a los residentes, fomentando un sentido de propiedad y estabilidad dentro de la comunidad”, destacó.
Al reconocer la desproporcionada intersección entre la informalidad urbana y los impactos del cambio climático en los asentamientos informales, la justicia climática garantiza que los beneficios de la construcción sostenible se distribuyan equitativamente entre las comunidades.
También es esencial comprender cómo las personas que viven en asentamientos informales utilizan los materiales de construcción y las relaciones que dan forma a la cadena de valor, manifestó.
Fuente: Foro Económico Mundial
