El financiamiento sostenible representa una oportunidad estratégica para el crecimiento económico de México y la transformación de sus empresas, sin embargo, el país aún está lejos de alcanzar los niveles de inversión requeridos para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) planteados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
De acuerdo con estimaciones de la ONU, México necesita invertir al menos 1.7 billones de pesos anuales para avanzar en sus metas de sostenibilidad. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) sugiere una inversión equivalente al 4.9% del Producto Interno Bruto (PIB), pero las cifras actuales reflejan un rezago significativo, destaca Expansión ESG.
En 2024, el presupuesto gubernamental destinado a temas ambientales fue de 73,232 millones de pesos, mientras que el sector privado colocó 81,796 millones en bonos verdes, sociales y sustentables en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV). En conjunto, esta inversión alcanza poco más de 155,000 millones de pesos, lo que representa apenas el 8.8% de lo recomendado por Naciones Unidas.
Barreras que limitan el acceso al financiamiento verde
Una de las principales barreras para el crecimiento del financiamiento sostenible en México es la falta de acceso al crédito por parte de pequeñas y medianas empresas (Pymes), que constituyen más del 90% del tejido empresarial del país.
Según un reporte de American Chamber México, muchos de estos negocios carecen de la información, herramientas y capacidades necesarias para vincular sus proyectos con productos financieros verdes.
“Uno de los retos es la falta de acceso a financiamiento sostenible para sectores clave como infraestructura resiliente y energías limpias. Asimismo, la falta de educación financiera y el desconocimiento de productos financieros sostenibles limitan el crecimiento de este mercado, especialmente entre pequeñas y medianas empresas”, indica.
A esta problemática se suma la necesidad de contar con métricas estandarizadas que permitan evaluar el impacto ambiental y social de las inversiones. Esta falta de uniformidad complica la toma de decisiones por parte de inversionistas e instituciones financieras.
El Banco de México ha reconocido estos desafíos y trabaja en estrategias para fomentar una mayor movilización de capitales hacia sectores sostenibles. Entre sus objetivos está el desarrollo de metodologías comunes de evaluación de impacto, así como el impulso de soluciones financieras innovadoras tanto en el sector público como en el privado.
Inversión sostenible desde el mercado de valores
La Bolsa Mexicana de Valores (BMV) ha sido un actor clave en la promoción del financiamiento sostenible. En los últimos nueve años, se han emitido más de 400,000 millones de pesos en bonos verdes, sociales, vinculados y sustentables, provenientes de 38 emisoras públicas y privadas.
Juan Manuel Olivo, director de Promoción y Emisoras de la BMV, explica que el mercado ha mostrado un creciente interés en estos instrumentos.
“Los bonos temáticos han demostrado ser un canal efectivo para obtener financiamiento. Estas emisiones a menudo tienen una alta calificación crediticia (muchas son triple A) y son atractivas para inversionistas que buscan un buen riesgo-rendimiento, facilitando la colocación y a veces experimentando sobredemanda por parte de los inversionistas”, explica.
Adaptarse o quedarse atrás
El éxito del financiamiento sostenible en México dependerá de la capacidad de las empresas para adaptarse a nuevas normativas de reporte y criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza). La transparencia y la medición del impacto serán factores clave para atraer inversión y generar confianza en los mercados.
“El éxito y la velocidad del crecimiento del financiamiento sustentable en México estarán intrínsecamente ligados a la capacidad de las empresas para adaptarse y cumplir con la nueva normatividad de reporte, lo que permite una mayor transparencia y homogeneidad en la información ESG”, agrega Olivo.
Las empresas que no integren la sostenibilidad en su estrategia de negocios corren el riesgo de quedar fuera del radar de los inversionistas. expone.
El reto es cerrar las brechas de conocimiento, mejorar el acceso al financiamiento y acelerar el desarrollo de instrumentos que permitan a más empresas mexicanas sumarse a la transición sostenible.
Fuente: Expansión ESG