En Sonora, trigueros bajan costos y aumentan rendimientos con agricultura de conservación

Disminución de costos e incremento en los rendimientos es el sueño de todos los agricultores de cualquier cultivo, pero en Sonora esto es una realidad en una familia que cultiva trigo y que le ha apostado a la agricultura de conservación.

El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo, una organización enfocada en la investigación agrícola, ha documentado los resultados que han obtenido muchos productores de trigo del sur de Sonora que han adoptado las técnicas de la agricultura de conservación.

Una de las familias que desde hace cinco años ha adaptado su enfoque para establecer el trigo con prácticas sustentables es la Icedo Guillén y han logrado resultados satisfactorios.

El CIMMyT destaca que mediante esta técnica, con la que se aprovechan los recursos naturales del suelo, han logrado disminuir el uso de agua, incluso consiguiendo el desarrollo óptimo de la planta con tres riegos, en vez de cuatro, sin que ésta sufra estrés hídrico que impacte negativamente en el rendimiento.

Además, dejando los esquilmos en el suelo, en el predio donde siembra la familia Icedo Guillén se ha logrado estabilizar los rendimientos en unas zonas arenosas donde antes tenían una disminución de hasta 800 kilos por hectárea.

Las pruebas que han hecho entre predios donde dejan los esquilmos o rastrojo con otros donde esta materia orgánica es quemada indica una diferencia de rendimiento de más de 700 kilos por hectárea, disminuyendo la producción en donde se realizó la quema.

El CIMMyT destaca que los resultados que ha arrojado el uso de la agricultura de conservación en el cultivo de trigo en el Valle del Yaqui indican una disminución de costos en aproximadamente 2 mil 500 pesos por hectárea y una mejora en los rendimientos de hasta un 15 por ciento, pasando de un promedio de 7.4 toneladas por hectárea a 8.6.

Esto, además de que deja a los productores con más utilidades, impacta de manera positiva en el medio ambiente, al evitarse la quema de esquilmos, ahorrar agua y frenar la degradación de los suelos.

Francisco Cuamea: