En un panorama económico marcado por la necesidad de reactivación y la búsqueda de confianza por parte de los inversores, fomentar la competencia emerge como un pilar fundamental para los países de América Latina y el Caribe, destacó el informe “Competencia: ¿el ingrediente que falta para crecer?”, del Banco Mundial.
El documento destaca que el panorama empresarial está caracterizado por una concentración notable, donde unas pocas grandes empresas dominan los mercados, mientras numerosas pequeñas empresas luchan por mantenerse a flote.
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Alarmantemente, el 70% de los trabajadores se encuentran en empresas de menos de 10 empleados, mayormente inmersos en actividades de baja productividad.
Fortalecer leyes y organismos reguladores
A pesar de que muchos países cuentan con agencias y leyes de competencia, su aplicación se ve debilitada por la falta de recursos y personal. La influencia de firmas poderosas en las políticas gubernamentales reduce la eficacia de estas leyes, perpetuando así un ciclo en el que las grandes empresas tienen escasos estímulos para innovar, mientras las empresas menos productivas persisten en un entorno poco competitivo.
“A lo largo de la región, la ausencia de competencia hace que los consumidores paguen precios más altos por bienes y servicios de menor calidad, reduciendo el bienestar general y contribuyendo a una desigualdad más elevada, dado que los precios de monopolio sobre bienes y servicios esenciales representan una proporción más grande de los presupuestos de los hogares más pobres”, indica el informe.
Por ello, enfatiza en la necesidad de revitalizar el crecimiento económico mediante la corrección de los marcos de competencia y propone acciones concretas que incluyen el fortalecimiento de las agencias de competencia, garantizando su independencia y capacidad de hacer cumplir regulaciones antimonopolio.
Impulsar políticas de innovación
También se destaca la importancia de políticas de innovación que impulsen a las empresas a competir a nivel nacional e internacional, así como el desarrollo de capacidades de gestión para responder eficazmente a los mercados y estimular a los trabajadores.
“La productividad a nivel de empresa es baja, en parte porque esta protección ha generado pocos incentivos para innovar y mejorar las capacidades empresariales. Por lo mismo, un mayor nivel de competencia es un impulso bienvenido para llevar a las empresas a innovar y competir”, indica.
La educación es clave
En este contexto, mejorar la educación en todos los niveles se vislumbra como una medida crucial para preparar a la fuerza laboral y a los futuros emprendedores para prosperar en entornos competitivos.
El llamado del informe es claro: la competencia efectiva es un catalizador indispensable para el crecimiento económico y la prosperidad regional.
Destaca que con medidas concretas y políticas adecuadas, los países pueden encaminarse hacia una mayor competitividad que impulse el desarrollo sostenible y la confianza de los inversores en la región.
Fuente: Banco Mundial