Ensenada y San Quintín albergan cada primavera y verano a un visitante muy especial: el chorlito nevado (Anarhynchus nivosus), una diminuta ave playera migratoria que depende de estas costas para reproducirse. Pero su presencia se ha visto cada vez más comprometida por el avance humano sobre su frágil hábitat.
Esta pequeña ave nidifica directamente en la arena, lo que la deja expuesta a una larga lista de peligros, entre ellos el tránsito de vehículos sobre la playa, perros sin correa, e incluso la limpieza intensiva de algas, que elimina diminutos crustáceos e insectos que se ocultan entre los residuos marinos, su principal fuente de alimento.
Ante esta situación, las autoridades locales han comenzado a tomar medidas más contundentes. En las zonas de anidación se han colocado señalizaciones que advierten sobre sanciones por invadir estas áreas. Las multas van desde los 120 mil hasta un millón de pesos, y hasta nueve años de prisión por delitos contra la biodiversidad.

Estas medidas buscan disuadir actividades humanas que ponen en riesgo la reproducción del chorlito nevado, como el uso recreativo de vehículos sobre la arena o la presencia de animales domésticos sin supervisión.
Alianzas para la conservación
Organizaciones como Pronatura Noroeste, Pro Esteros, Pacifica at Ensenada Bay, Pajareando y Conservando, y la Alianza de Conservación de Punta Banda trabajan en conjunto con autoridades como ZOFEMAT y la Dirección de Ecología de Ensenada para monitorear y proteger las zonas de anidación más importantes que son Playa Pacífica, Conalep, Militares y Barra del Estero.
Además de las acciones de protección directa, los esfuerzos incluyen actividades educativas en escuelas y recorridos guiados de observación de aves para sensibilizar a la comunidad sobre la importancia de preservar este ecosistema.

“Las aves playeras tienen una función en la cadena alimenticia y su conservación es compartida con otros países. Lo que hagamos aquí también impacta más allá de nuestras fronteras”, explicó Lizz González Moreno, coordinadora de Educación para la Conservación en Pronatura Noroeste.
Desde hace tres años, estas agrupaciones realizan monitoreos periódicos para localizar nidos y registrar individuos. En la presente temporada, se han contabilizado 36 chorlitos nevados, tres nidos activos y tres polluelos.

El chorlito nevado es un indicador del equilibrio ecológico en las playas del noroeste de México. Su supervivencia depende de la suma de esfuerzos institucionales, comunitarios y legales. Protegerlo hoy es asegurar que las playas sigan siendo hábitats seguros para la biodiversidad costera en el futuro.
Fuente: Pronatura Noroeste