La seguridad alimentaria es definida como el acceso físico y económico que tiene la población a suficientes alimentos, inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades y sus preferencias, a fin de llevar una vida activa y sana.
Para este objetivo la pesca y la acuacultura juegan un rol clave, ya que los productos marinos han permitido el abastecimiento de alimento altamente nutritivo para la población en La Bahía de La Paz, destaca la ponencia Seguridad alimentaria basada en sistemas de producción acuícola-pesquera en la Bahía de La Paz, de los autores Elvia Marín, Pedro Cruz, Fernando Aranceta, Paola Magallón, Adrián Munguía-Vega, Elena Palacios, Silvia Ramírez, Maurilia Rojas, Erika Torres, Ana Trasviña, Melisa Vázquez, la cual fue presentada en el Foro ConCiencia La Paz.
"Los recursos acuáticos en la Bahía de La Paz, representan una fuente importante de alimentos nutritivos para satisfacer las necesidades de la población local, así como para contribuir a la seguridad alimentaria a nivel regional y nacional. Reconocemos el rol protagónico de pescadores, acuicultores y la vocación científica para contribuir a la resolución de problemáticas del sector social y productivo”, exponen los investigadores.
Disminución de recursos marinos por la sobrepesca
El trabajo académico revela que en las últimas décadas algunos de los recursos pesqueros tradicionales han disminuido, principalmente como consecuencia de su sobre explotación y por la venta a mercados regionales o internacionales.
Eso ha propiciado la venta fraudulenta de productos por especies sustitutas de la pesca artesanal que no tienen programas o medidas de manejo pesquero y que podrían llegar a ser sobreexplotadas sin que nadie se dé cuenta, así como la entrada al estado de producto congelado dulceacuícola de bajo costo, como la tilapia, que no tienen la calidad nutricional necesaria para humanos.
“En términos de seguridad alimentaria la actividad pesquera ha contribuido significativamente, principalmente a través de pesca ribereña. La pesca es una actividad económica fundamental en el desarrollo de zonas costeras, siendo relevante para la seguridad alimentaria, reducción de la pobreza y como fuente de empleo para más de 56 millones de personas en el mundo, principalmente en las pesquerías de pequeña escala”, sostiene el documento.
La investigación señala que desde hace más de 20 años se experimentan procesos de sobrepesca, deterioro ambiental, presión social, ineficiencias, entre otros problemas que comprometen la sustentabilidad y el bienestar de muchas comunidades con alta dependencia a la pesca y altamente vulnerables en México.
“Las soluciones requieren la colaboración de los pescadores y sus organizaciones, gobiernos, organizaciones de la sociedad civil y académicos, empleando el conocimiento, herramientas, estrategias y medidas de manejo que contribuyan a lograr la sustentabilidad”, destacan.
Información estadística proporcionada por Conapesca destaca que entre 2006 y 2021 el valor medio anual de capturas es de 400 toneladas, con un valor promedio de 9 millones de pesos a precio de píe de playa.
Las pesquerías de escama, almejas, tiburones y rayas, callo de hacha, pepino de mar, calamar y camarón son las de mayor preponderancia, concentrando más del 90% de la producción y del 92% del valor.
Las capturas acumuladas establecen que las 10 especies en nombre común más importantes son almeja chocolata, cochito, cabrilla, macabi, huachinango, pierna, jurel, pepino de mar y callo de hacha.
La acuacultura también contribuye
Además de la generación de empleos, la acuicultura contribuye al abasto de productos frescos en los comercios locales y restaurantes de La Paz, destaca la investigación.
“A nivel nacional, el municipio de La Paz figura entre los municipios que generaron mayor valor agregado en la acuicultura y con mayor participación en personal ocupado en la acuicultura. De igual manera, en el estado de Baja California Sur se ha impulsado el cultivo de moluscos bivalvos, principalmente ostión”, refiere.
El cultivo de peces en La Paz se ha intensificado en la última década, debido al gran interés de empresas privadas que producen jurel de cultivo, con la colaboración de instituciones como el Cibnor y la UABCS. También se producen totoaba y huachinango.
“El caso del cultivo de moluscos merece una mención especial, ya que tanto el Plan de Desarrollo Nacional 2018-2024, como el Plan de Desarrollo Estatal BCS 2021-2024 lo plantean como la actividad acuícola que por su baja tecnificación y menores costos podría detonar la producción de recursos marinos en las comunidades ribereñas, propiciando la reconversión productiva de la pesquera a la acuícola contribuyendo a la generación de empleos y seguridad alimentaria”, destaca la investigación.
Una de las prioridades ha sido desarrollar el cultivo de especies de moluscos nativas como lo son el callo de hacha, almeja mano de león, almeja Catarina, almeja chocolata, almeja generosa, ostión de piedra, entre otras.
Los académicos exponen en su trabajo de investigación la importancia de entender que, en términos de seguridad alimentaria, más allá de las investigaciones propuestas y en desarrollo, es importante tener un diagnóstico real de lo que los habitantes de La Paz están consumiendo para cumplir sus necesidades alimentarias en términos de productos acuáticos.
Para ello proponen recabar información entre pescadores y acuicultores para conocer su producción y una vez definido lo que se captura por cooperativa, colonia, comunidad; determinar cuánto es destinado para autoconsumo o consumo familiar, y así determinar si existen patrones en donde es mayor la dependencia por el producto marino en función de su cercanía e influencia de otras fuentes de alimento.
Fuente: Foro ConCiencia La Paz