Con la necesidad de generar alternativas para tener un campo más sano, Fundación Produce Sinaloa desarrolla investigaciones para la producción de biofertilizantes que puedan ayudar a los agricultores a nutrir sus cultivos y a la vez reducir sus costos de producción.
Alejandra Bueno Fernández, Ingeniera Agrónoma, explica que utilizando una técnica artesanal producen lombricomposta con base en estiércol de borregos y conejos que crían en el área de Agroecología de FPS.
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“Nosotros como Fundación Produce nos encargamos de elaborar alternativas o metodologías y transmitírselas a los agricultores, en este caso tenemos un área Agroecológica, donde partimos desde la crianza de borregos y conejos para la obtención de nuestra materia prima. En este caso la materia prima es el estiércol, ese estiércol lo pasamos a un proceso de pre compostado para, a su vez, hacer un biofertilizante que, en este caso, es el humus de lombriz roja californiana”, destaca.
Proceso de producción
La Ingeniera Agrónoma detalla que para la producción de fertilizante orgánico una vez que tienen la materia prima inician un proceso de regado y aeración para bajar los niveles de PH y de temperatura.
Una vez que está lista, la lleva a seis canteros, donde sobre una capa de 10 centímetros de estiércol siembran lombriz roja californiana.
“En la dimensión de los canteros que nosotros manejamos sembramos un kilogramo de lombriz por metro lineal, que vienen siendo alrededor de mil 600 a mil 800, varía el número de individuos dependiendo el tamaño, porque al momento que nosotros cosechamos se van adultas y juveniles”, expone.
Ya sembradas en los canteros, mediante riego le dan una humedad de 85 al 90 por ciento para que la lombriz esté en condiciones óptimas para empezar su proceso de reproducción.
Bueno Fernández agrega que cada 25 o 30 días agregan una segunda capa de 10 centímetros de estiércol, hasta repetir el proceso dos o tres veces, para llegar al proceso de trampeado.
“En unas jarcias echamos una capa de 15 centímetros de estiércol, de 7 a 10 días vamos y checamos y ya nuestra lombriz subió, esa lombriz la cosechamos y la depositamos en otro cantero que ya tenemos listo y empezamos a sacar toda la cosecha de humus y la pasamos a una plancha de secado o de maduración”, comenta.
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Enseguida sigue el proceso de maduración del humus sólido, de donde sacan lixiviados, ya que cada cantero tiene un tubo que conecta a un cubo de mil litros que está enterrado y cada 27 días o cada mes se retira ese derivado.
“Una vez que tengo cierta cantidad analizo ese producto y obtenemos que ese lixiviado tiene mayor carga de microorganismos y nutrientes que un lixiviado simple, su PH está en condiciones óptimas, anda en el rango de 5.7-5.8, que es el rango en el que debe de estar para que las plantas lo asimilen de forma favorable”, explica.
Productos derivados
La ingeniera agrega que también elaboran un té producido de humus de lombriz sólido madurado, con agua de lluvia o sereno y adicionado con ortiga.
“Lo mandamos analizar y nos da como resultado un biofertilizante rico en fósforo, potasio y calcio que lo podemos aplicar en nuestra planta vía riego o foliar”, dice.
Cambiar el chip de los agricultores es el reto
Aunque mediante testigos han validado que estos productos orgánicos sí ayudan en la nutrición de cultivos y en la disminución de costos de producción, Alejandra Bueno señala que es muy complicado cambiar la manera de pensar de los agricultores que toda su vida han utilizado productos químicos.
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“Ellos están impuestos a utilizar químicos que, para el gusanito, que este fertilizante para que se vaya más bonita (la siembra), entonces lo que nosotros queremos hacer es disminuir los costos de producción que ellos pudieran tener, utilizando alternativas más viables y saludables para nosotros”, sostiene.
“Aquí es ir haciendo conciencia de cómo estamos en cuanto a salud a nivel global por el uso indiscriminado de agroquímicos. Con la agricultura orgánica no tratamos de sustituir los químicos, pero sí hacerlo mixto, balanceado, para evitar problemas al medio ambiente y a la salud”, comenta.
Sin embargo, la encargada del área de Agroecología, en Fundación Produce Sinaloa, celebra que ya hay gente que empezó a implementar este tipo de alternativas, incluso algunos agricultores ya tienen sus propias lombricarios para probar en espacios pequeños.
“Creo que vamos por buen camino, además de que han estado saliendo mayores alternativas, mayores productos totalmente orgánicos y va a llegar el momento en que el agricultor va a optar por estas herramientas”, anticipa.
Bueno Hernández exhorta a los agricultores a acercarse a Fundación Produce para que vean las alternativas que estamos manejando y empiecen a replicarlas, porque el objetivo al final es desarrollar la investigación y transferir los conocimientos a quienes trabajan la tierra.