Bahía Navachiste, un tesoro natural de Sinaloa que exige más cuidados

Frente al Mar de Cortés, desde el centro del municipio de Guasave hasta los límites con Ahome se ubica la bahía Navachiste, un sistema lagunar que da sustento a cientos de familias de campos pesqueros como el Cerro Cabezón, El Huitussi, El Caracol y El Coloradito que viven de las capturas de especies del mar.

Debido a su importancia ecológica, las islas e islotes de Navachiste fueron decretadas en 1978, junto con más de mil 200 sitios del Golfo de California, como zonas de reserva y refugio de aves migratorias y de la fauna silvestre.

Por su belleza natural, diversidad, abundancia de vida marina y terrestre, y ejemplo único de los principales procesos que ocurren en los océanos del planeta, el 14 de julio del 2005 todas las islas e islotes del Golfo de California fueron reconocidas como Bien Patrimonio Mundial por la Unesco.

En 2008, el sistema lagunar San Ignacio-Navachiste-Macapule fue designado Sitio Ramsar. Esta región costera es hábitat de 21 especies en peligro de extinción y se han registrado 87 especies de plantas terrestres y halofíticas.

Es hogar del delfín nariz de botella, del lobo marino de California y de las tortugas prieta, carey y golfina, entre muchas otras especies marinas. También alberga aves como el cormorán, fragata tijereta, garza, águila pescadora, etcétera, e importantes zonas de manglar que además de ser áreas de desove, protección y crianza de muchas especies del mar, también absorben y almacenan bióxido de carbono.

Alan Zavala Norzagaray, ambientalista e investigador del Centro Interdisciplinario para el Desarrollo Integral Regional, del Instituto Politécnico Nacional, recalca que estas islas que forman parte del Área de Protección de Flora y Fauna Islas del Golfo de California son de vital importancia por las especies que se pueden encontrar.

“Hay numerosas especies prioritarias, algunas de ellas endémicas, algunas especies en peligro de extinción y la importancia de cuidarlas es para cuidar la biodiversidad, los paisajes”, dice.

El jefe del Departamento de Vida Silvestre, del CIIDIR-IPN, reconoce que a pesar de que estos lugares son áreas naturales protegidas, sufren del impacto de los seres humanos que por usos y costumbres los utilizan como zonas de esparcimiento, pero con poco cuidado.

Es difícil mantener vigilancia permanente

En la bahía Navachiste existen playas y parajes prácticamente vírgenes que son aprovechados por personas que residen en los propios campos pesqueros y comunidades de la región.

Especialmente durante Semana Santa, sitios como La Ventana, la Pata del Toto, Cabitos, isla de Los Chivos, El Aparecido y la isla de los Poetas reciben numerosos visitantes que incluso acampan durante varios días. Por supuesto, dejan su huella.

A pesar de que todos estos sitios están dentro del área decretada como zona de reserva, Zavala Norzagaray considera que es muy difícil mantener la vigilancia.

“Ojalá tuviéramos más recursos de personal, más recursos económicos, para que hubiera vigilancia permanente en los sitios; es difícil porque en toda el Área Natural Protegida Islas del Golfo de California hay un registro de más de mil islas, de esas Sinaloa tiene más de 500, entonces en el estado tenemos una gran responsabilidad para proteger estos sitios, pero es bastante complicado tener un monitoreo permanente y se hace lo que se puede”, expresa.
Gobierno, organismos y estudiantes emprenden una misión

Precisamente debido al impacto negativo que dejan quienes visitan estas playas y parajes, el pasado jueves 4 de mayo unieron esfuerzos dependencias de gobierno como la Dirección de Ecología y Sustentabilidad Ambiental, Instituto Municipal del Deporte, Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), CIIDIR-IPN, Embajadores de los ODS, estudiantes de de Cobaes, UAdeO, UAD y cooperativas pesqueras.

La misión fue limpiar la Isla de Los Chivos y la Pata del Toto de botellas de vidrio, botellas de PET, artículos de unicel y cualquier desecho que pudiera representar un riesgo para este ecosistema.

Alan Zavala señala que el problema de los plásticos es que la gente cree que luego de usarlo y desecharlo, éste desaparece, sin embargo, estos derivados del petróleo que son tirados en el medio ambiente se degradan en partículas más pequeñas que se van integrando primero a la playa para después llegar al mar.

“Los organismos que se alimentan del mar, los peces, los camarones, consumen otros organismos que llevan esas partículas muy finas y ya se ha demostrado que en muchas especies ya hay presencia de micro plásticos integra dentro del tejido, entonces literalmente nos estamos comiendo nuestra propia basura”, subraya.

El investigador agrega que además de eso, los desechos que los humanos dejan en estos parajes se convierten en reservorio de plagas que pueden provocar enfermedades, aunado a la muy mala imagen que queda al ver estos sitios de gran belleza natural contaminados por el hombre.

Zulma Karina Gámez, directora de Ecología de Guasave, reconoce que es muy importante conservar con el menor impacto posible estas áreas naturales porque es hogar de muchas especies de flora y fauna de gran importancia.

“Estamos ricos por estos espacios, otros estados lo desearían, pero tenemos mucha labor que hacer todos en conservarlos y una de las principales formas es hacer un uso responsable, que cuando vengan a visitarlos se regresen con su basura y no la dejen aquí”, destaca.

Fueron más de cuatro horas en las que más de 100 personas recorrieron ambos parajes para recoger la basura y depositarla en bolsas de plástico que después fueron trasladadas en panga hasta El Aparecido, que es hasta donde llega el camino al que puede llegar un camión recolector. En total fueron dos toneladas de desechos, principalmente plástico, el que se limpió de ambas islas y del que ya no hay riesgo que llegue al mar.

Francisco Cuamea: