Estadísticas del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) señalan que el mundo produce 430 millones de toneladas métricas de plástico al año y solo se recicla el 9 por ciento de estos cuando se convierten en desechos, por ello el plástico biodegradable es una solución prometedora, expuso Hiroko Tabuchi en un artículo publicado por The New York Times.
La periodista especializada en clima y medio ambiente destaca que el plástico biodegradable se perfila como una solución innovadora en la lucha contra la contaminación ambiental, y científicos de todo el mundo están a la vanguardia en su desarrollo.
Sin embargo, alerta sobre la falsa creencia de que plásticos biodegradables que ya están en el mercado no tienen impacto ambiental.
“Muchos plásticos biodegradables sí se desintegran, pero solo bajo ciertas condiciones. Uno de los compuestos más comunes es un polímero conocido como PLA, que significa ácido poliláctico, o poliácido láctico, y se biodegrada en un entorno de compostaje industrial”, subraya.
El problema, señala, es que casi ningún lugar en Estados Unidos hace compostaje industrial, lo que significa que es muy probable que el PLA que se desecha termine en vertederos, ríos, arroyos o en el océano, o que incluso sea quemado y, por lo tanto, libere en el ambiente químicos tóxicos y gases que calientan el planeta.
Se trabaja en soluciones
El mundo se está hundiendo en plástico, por lo que se necesitan soluciones innovadoras en la lucha contra la contaminación ambiental.
Afortunadamente, esas soluciones pudieran estar cerca de encontrarse. Entre los pioneros en esta revolución se encuentra el equipo de George W. Huber en la Universidad de Wisconsin-Madison, quienes están creando un nuevo tipo de plástico a partir de mazorcas de maíz que se biodegrada fácilmente.
“Podría remplazar al polietileno, que se usa mucho en los embalajes, pero reducir los costos de producción aún es un reto”, indica Tabuchi en su artículo.
En la Universidad de California, campus Davis, la profesora Ruihong Zhang también está haciendo avances significativos. Zhang trabaja en un plástico hecho de subproductos de desechos del queso, el cual se biodegrada más fácilmente en el medio ambiente.
Este tipo de innovación no solo disminuiría la cantidad de plástico que termina en los vertederos, sino que también reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero.
"Básicamente, estamos tratando de resolver el problema de los desechos y reducir las emisiones al mismo tiempo", señaló Zhang.
Cómo reducir la huella ambiental
Para los consumidores interesados en reducir su impacto ambiental, navegar por el complejo mundo del plástico biodegradable puede ser abrumador. Sin embargo, hay algunos pasos que pueden seguir para tomar decisiones más informadas.
Primero, familiarizarse con los tipos principales de plásticos biodegradables y sus requisitos de degradación. Antes de comprar cualquier producto que se publicite como biodegradable, revise de qué tipo de plástico está hecho y qué condiciones necesita para descomponerse de manera efectiva.
El nova-Institute, una organización de investigación independiente en Alemania, ofrece una gráfica útil que muestra algunos de los tipos principales de plásticos biodegradables y sus condiciones de biodegradabilidad. La gráfica indica si estos plásticos se descomponen en tierra, en vertederos, en agua dulce o en el mar, o si requieren tratamientos especializados como el compostaje industrial o la digestión anaeróbica.
Alternativas y mejores prácticas
Si no encuentra un plástico biodegradable adecuado para sus necesidades, considere usar plástico reciclable, pero tenga en cuenta que el reciclaje también presenta sus propios desafíos.
Pregúntese si hay alternativas no plásticas, como productos reutilizables o hechos de materiales verdaderamente biodegradables como el papel, que podrían satisfacer sus necesidades sin contribuir a la contaminación plástica.
Mientras los científicos trabajan arduamente para perfeccionar plásticos biodegradables y hacerlos más accesibles, los consumidores también pueden desempeñar un papel crucial en la reducción de residuos y en la protección del medio ambiente.
Informarse y tomar decisiones conscientes es un paso importante hacia un futuro más verde.
Fuente: The New York Times