Como esqueletos anclados en la tierra, los troncos grises y sin corteza que emergen en la bahía de Chesapeake son vestigios de antiguos bosques costeros. Son los llamados bosques fantasmas, áreas donde árboles como cedros y pinos han muerto irremediablemente debido a la intrusión de agua salada.
Este fenómeno, cada vez más visible a lo largo de la costa atlántica de Estados Unidos, es una señal tangible de los impactos del cambio climático, destaca Jude Coleman en un artículo publicado en Knowable Magazine.
Muchos de los bosques fantasma son consecuencia de la subida del nivel del mar, afirma la ecóloga costera Keryn Gedan de la Universidad George Washington en Washington DC, coautora de un artículo sobre la salinización de los ecosistemas costeros publicado en el Annual Review of Marine Science de 2025.
Expone que, desde finales del siglo 19, más de 150 millas cuadradas (388 km²) de bosques en la región han sido invadidas por marismas o convertidas en tierra estéril. El aumento del nivel del mar, las marejadas más intensas, y la salinización del suelo están matando lentamente a los árboles al privarlos de agua dulce.
Sin embargo, no todo es pérdida. En algunos casos, estos bosques muertos dan paso a marismas, ecosistemas que ofrecen servicios clave como el almacenamiento de carbono, la protección contra tormentas y el hábitat para aves, crustáceos y plantas tolerantes a la sal. En zonas como los ríos costeros del sur de Georgia, las marismas han demostrado incluso mayor capacidad para capturar carbono que los antiguos bosques.
Pero el reemplazo no siempre es equilibrado. En la península de Albemarle-Pamlico, en Carolina del Norte, el ecólogo Marcelo Ardón ha documentado cómo bosques ricos en cipreses y caducifolias almacenan más carbono que las marismas que los sustituyen. Además, algunas transiciones fallidas resultan en tierras estériles o invadidas por Phragmites, un junco invasor que desplaza a especies nativas y altera el ecosistema.
Stephanie Stotts, ecóloga forestal de la Universidad de la Costa Este de Maryland, en Princess Anne, advierte que estos procesos pueden tardar décadas en mostrar su impacto total.
“Cuando muchos de estos bosques mueren, en lugar de ser sustituidos por una marisma salina autóctona… lo que realmente ocupa su lugar es una marisma de Phragmites” señala.
Aún no está claro cómo se desarrollarán estas transiciones costeras y si, al sucumbir los árboles, darán paso a marismas sanas. Los árboles tardan varias décadas en morir, dice Stotts, así que aún está por verse el impacto total de estos bosques convertidos en esqueletos.
Fuente: Knowable Magazine