En el corazón de las metrópolis, entre el asfalto y los rascacielos, una revolución ecológica avanza silenciosamente. Los microbosques, pequeños espacios densamente arbolados que apenas ocupan nueve metros cuadrados, están ganando terreno como una solución efectiva para devolver la naturaleza a las ciudades.
Inspirados en la técnica Miyawaki, desarrollada en la década de 1970 por el botánico japonés Akira Miyawaki, estos espacios verdes crecen rápidamente, ofrecen un refugio para la biodiversidad y mejoran la calidad de vida en los entornos urbanos, destaca un artículo de Euronews.
La importancia de estos microbosques se torna crítica en un mundo donde más del 85% de la población vive en zonas urbanas y donde la deforestación ha afectado millones de hectáreas de bosque en las últimas décadas.
Organizaciones como Earthwatch Europe y SUGi ya han plantado cientos de estos “bosques de bolsillo” en ciudades de todo el mundo, desde Londres hasta Madrid, demostrando su eficacia para restaurar suelos, purificar el aire y atraer a cientos de especies de flora y fauna en solo unos años.
Pero los beneficios no son solo ecológicos. Estos espacios también tienen un impacto significativo en las comunidades que los rodean, destaca Elise Van Middelem.
La directora de SUGi explica que los microbosques fomentan la conexión humana y el bienestar emocional, reduciendo el estrés y ofreciendo un refugio natural en medio del bullicio urbano, además, se han convertido en una herramienta educativa para las nuevas generaciones, con proyectos en escuelas que involucran a miles de niños en la plantación y cuidado de estos bosques.
“Se convierten en imanes para la conexión humana . La gente descansa durante el calor del día o los visita para leer un libro; en otros momentos, el bosque se convierte en un lugar de baile, aprendizaje, debate y ocio. Son autosuficientes en un plazo de dos a tres años desde un punto de vista ecológico, pero a un nivel mucho más profundo, los miembros de la comunidad se convierten en administradores de la propia tierra”, subraya.
Van Middelem añade que estos espacios ofrecen a los niños una oportunidad única de interactuar con la naturaleza y ver qué sus acciones pueden tener resultados ambientales tangibles, por lo que es fundamental involucrar a la próxima generación con la naturaleza, porque para protegerla y cuidarla es necesario sentir una conexión con ella.
A pesar de los beneficios de los microbosques urbanos, el cultivo en las ciudades también plantea problemas.
La exposición a contaminantes, altas temperaturas y sequías pueden impedir el crecimiento profundo de las raíces y aumentar la probabilidad de enfermedades, indica Cities4Forests, una alianza global que apoya la naturaleza en las ciudades.
Van Middelem expresa que también es un desafío de obtener el apoyo de las comunidades para el cultivo de microbosques, por lo tanto, es necesario involucrar de manera efectiva a las partes interesadas de la comunidad y lograr la aceptación de los residentes.
Fuente: Euronews